La incidencia de lo vincular en el proceso de aprendizaje

Aportes del enfoque sistémico para la resolución de problemas en la tarea educativa

Introducción:

No son pocas las veces en que en la institución educativa se manejan expresiones que de una forma u otra rotulan al alumno al que luego se le hace cuesta arriba cargar con la etiqueta y realizar un adecuado proceso de aprendizaje. Con frecuencia la familia acude a la inscripción con un informe médico, psicológico, psicomotriz u otros y “advierte” que hay que tener algunas consideraciones especiales. La familia ya asumió el rótulo que, seguramente, le imprimieron en la consulta médica. Pero incluso a veces el alumno viene con un estigma adjudicado por sus figuras parentales. Son los típicos casos en que los padres nos dicen “es muy distraido”, “le va a costar mucho el liceo porque no estudia”, “él es muy tímido, no participa”, “es hiperactivo, le va a dar mucho trabajo a la maestra”. En estos casos las etiquetas son puestas directamente, hay otros casos en los que son puestas indirectamente. El alumno ocupa el lugar de “víctima” y “otros” son los responsables del problema que presenta. Es muy común que el problema se deposite en la institución educativa. Son aquellos casos en que la familia ha hecho un peregrinaje por distintos colegios pero ninguno es “a la medida” de su hijo. En algunos lo hostigaron, en otros lo dejaron de lado, en otros no lo integraron, en determinado momento estuvo en un grupo muy revoltoso o en otro en el que eran muchos alumnos. Por lo tanto, “él no podía aprender, no se podía concentrar por lo que hacían los demás”.En ocasiones “la maestra no lo quería”, en otras “los profesores siempre se la agarraban con él y con los compañeros, no”. El problema está en el “afuera”, o en “los otros”. No conscientizan que de alguna manera su hijo también es parte activa en esta dinámica vincular y que por lo tanto, hay que focalizar en la circularidad de las relaciones y no asignar la responsabilidad a una sola parte.

También es cierto que en oportunidades son los mismos docentes quienes estigmatizan, aunque sin ninguna mala intención, todo lo contrario, lo que se pretende es ayudar al alumno, pero se equivoca el camino para lograr tal objetivo. Es así que en los boletines de calificaciones suelen aparecer juicios tales como “No rinde de acuerdo con sus posibilidades”, “Participe”, “Su inquietud lo perjudica”, “Actitud inmadura” y otros de este estilo. Es muy frecuente ver, además, que en la información difundida sobre los alumnos, se manejan calificativos tales como: “con dificultades de aprendizaje”, “con trastornos de conducta”, “agresivo”, “violento”, “depresivo”, “con problemas de integración”, “con problemas familiares que lo determinan”, “incapaz de acatar límites” ... y podríamos seguir enumerando etiquetas presentes en las fichas personales de los alumnos de Primaria o en los comentarios de los profesores tanto en las reuniones formales como en distintas instancias del quehacer cotidiano.

Generalidades del enfoque sistémico:

Desde una perspectiva sistémica, la conducta o el comportamiento llamado “sintomático” (disfuncional) de una persona es concebida siempre en términos interactivos (relacionales) y no más en términos intrasubjetivos o intrapsíquicos. Los síntomas cumplen funciones para con el sistema relacional donde el individuo está inserto y donde todos los miembros contribuyen de algún modo a su mantenimiento. Esto nos lleva a enfocar la realidad de una forma diferente, mediante un pensar sistémico enfocamos la conducta del individuo en el conjunto de sus interacciones, concebimos la realidad de una forma CIRCULAR.

El enfoque sistémico opera con la suposición básica que el individuo es parte de un contexto y que los cambios individuales, requieren un cambio en la relación recíproca del individuo en ese contexto . Toda conducta o comportamiento es explicado en términos relacionales . Se hace entonces necesario mirar el contexto, ampliando la mirada y abarcando todos los elementos posibles que determinan y definen ese accionar, esa conducta.

Definición de sistema:

Un sistema es “un conjunto de objetos y relaciones entre los objetos y sus atributos, en el que los objetos son componentes o partes del sistema; los atributos son las propiedades de los objetos y las relaciones mantienen unido al sistema”. Desde este punto de vista consideramos a la institución educativa como un SISTEMA , el cual es abierto, constituido por individuos ligados entre sí por reglas de comportamiento y por funciones dinámicas en contacto e interacción y en constante intercambio con el exterior. Todo sistema es una totalidad, una unidad de partes, funciona como un todo y ese todo es más que la suma de las partes. La institución educativa como sistema también es una totalidad, la cual no podemos comprender tomando a sus integrantes por separado. Recordemos que es una totalidad en interacción en un contexto determinado.

Se puede definir cualquier sistema viviente por el equilibrio entre homeostasis y cambio. Cuando en su interior no se produce este equilibrio funcional entre ambas tendencias, el sistema entra en crisis. Se puede llegar así a la ruptura a menos que se recurra a una intervención externa con el propósito de mantener esta continuidad. Se produce la disolución del sistema cuando predomina en forma absoluta la tendencia a la transformación, lo cual determina que la definición de la relación entre los comunicantes cambie de continuo. Se recurre a la fuerza externa cuando predomina en absoluto la tendencia a la homeostasis y ésta se ve amenazada por una perspectiva de cambio.

El problema y su causalidad desde el paradigma sistémico:

Por los principios anteriormente mencionados, no podemos definir los problemas presentados por los alumnos de una institución aislándolos del sistema educativo y del sistema familiar, o sea, de su contexto relacional, y responsabilizarlos convirtiéndolos en los depositarios de “el problema”.

Desde la mirada sistémica los “problemas” no son más considerados como algo individual y aislado sino que los consideramos RELACIONALMENTE . Todo comportamiento o conducta toma su significado y se explica en el contexto relacional en que tiene lugar (totalidad no es equivalente a sumatividad). Es necesario ampliar la mirada, observar el contexto, y abarcar todos los elementos del mismo (miembros de la familia, del colegio o el liceo, del trabajo, etc), que se relacionan con la conducta llamada problema o sintomática. Recordemos que “de acuerdo con lo que uno piensa es lo que uno hace”.

En el paradigma sistémico, LA CAUSALIDAD NO ES LINEAL SINO CIRCULAR . Se considera pues que la causalidad es un proceso circular , y por lo tanto, no podemos determinar cuál es el principio y cuál es el fin, puesto que hay un conjunto de procesos interrelacionados dinámicamente que se van generando mutuamente y nunca hay un momento en que se pueda decir “ÉSTA ES LA CAUSA ”. Por ejemplo nos podemos preguntar cuál es la causa del bajo rendimiento de un alumno y encontrar las respuestas en los distintos tipos de vínculo que establece el mismo y en los posibles significados de la metáfora de ese síntoma . En relación a los vínculos, la analogía puede estar revelando un problema a nivel familiar o a nivel de las redes vinculares que desarrolla en otros ámbitos como pueden ser el círculo de amigos, el grupo de pares en la institución educativa o la relación con los docentes. Desde este punto de vista no olvidemos, que ya desde los primeros contactos del niño con sus maestros, el tipo de vínculo que establezca con ellos, determinará en gran medida el grado de aprendizaje que pueda adquirir y el desarrollo de sus potencialidades. Remitiéndonos a la teoría de la comunicación, afirmaríamos que el contenido de ésta se define por medio de la relación entre los comunicantes.

Es fundamental ver la situación y analizarla en su contexto de relaciones (interacción) para ver qué función cumple la conducta sintomática y ver entonces qué podemos cambiar de la relación disfuncional entre las distintas partes del sistema para poder solucionar (o por lo menos aliviar) el problema.

Para Jay Haley, un problema se define como “un tipo de conducta que forma parte de una secuencia de actos entre varias personas” . Presupone que el síntoma está siendo mantenido por el comportamiento mismo que trata de suprimirlo, por la solución . El rótulo mismo es el que a veces origina el problema, de esta manera se torna más difícil su resolución. Tanto se le dice y se actúa de la misma manera, que la persona, en este caso el alumno, se lo termina creyendo, quitándole así toda posibilidad de cambio en positivo y generando el miedo a siempre ser así (de mal rendimiento, distraido, hiperactivo, tímido, agresivo, etc.) La consecuencia de esta forma de vínculo es el reforzamiento del síntoma. Si a esto le sumamos lo que significa para el estudiante la palabra de sus figuras de autoridad (entiéndanse padre, madre, docentes), entenderemos que a veces el accionar de las mismas es totalmente contraproducente porque utiliza términos negativos continuamente, estigmatizando al niño o al adolescente una y otra vez

En general la familia y los docentes no se manejan con conocimientos relacionales, pero sería bueno tener en cuenta que aspectos de este enfoque sistémico podrían proporcionar grandes mejoras en la educación si se aplicara, en las situaciones vinculares que se presentan a nivel educativo.

 

El paradigma sistémico y los posibles abordajes del problema :

 •  Uno de los primeros pasos hacia la solución, es REDEFINIR de tal modo el problema presentado, que sea posible solucionarlo. Por eso una de las principales maniobras en el caso del docente podría ser la de NORMALIZAR o DESPATOLOGIZAR toda situación que se presente como estigmatizada, ya sea con un rótulo psiquiátrico, o con una expresión que designe un problema neurolingüístico, psicopedagógico o conductual.

•  El ACOMPAÑAMIENTO de la familia y de los docentes en el estímulo permanente sin priorizar el problema, sino priorizando la posibilidad de aprender, o de superar actitudes transgresoras, permitirá que el alumno compruebe que sus dificultades no son tan limitantes y que no lo “distinguen” negativamente del grupo de pares. A veces las exclusiones o atenciones específicas avaladas por el sistema educativo (tolerancias o exoneraciones) no logran resultados tan buenos como la inclusión y la motivación adecuadas. Está demás aclarar que en estos casos el papel de lo vincular cobra una mayor dimensión. Cuanto más acompañado esté el alumno, cuanto más confianza se le trasmita y cuanto más igualitario sea el trato que se le destine, mayores posibilidades hay de que supere sus dificultades. Por igualitario entendemos que todos tienen que ser tratados con los mismos derechos sin olvidarnos que también cada ser es único e irrepetible.

•  La BÚSQUEDA DE ACUERDOS entre el grupo de docentes para que al trasmitir prescripciones se advierta la coherencia institucional imperante, es uno de los avales más claros con el que pueden contar.

Hacer una lista de las soluciones que se intentaron aplicar y fracasaron será de gran ayuda para

no caer en inútiles repeticiones. Si se han aplicado determinadas prescripciones que no

condujeron al cambio esperado, habrá que descartarlas y no seguir aplicando dicho esquema

porque lo único que hace es reforzar el comportamiento que se quiere transformar, produciendo

“más de lo mismo” , y manteniendo el status quo que desde el principio se quería cambiar.

•  El grado de COMPROMISO de todos los actores de la institución educativa y de los miembros familiares es fundamental a la hora de poner en marcha una estrategia. Ningún actor del sistema educativo puede quedar por fuera, el docente debe autoanalizar los recursos empleados y admitir qué hay algo suyo también en estas redes comunicacionales que contribuye a la homeostasis del grupo y frena el cambio. El director también es parte del sistema, su rol en las intrincadas interacciones también está ejerciendo una cierta influencia. Tal vez se tenga que cambiar lo que se ha estado cumpliendo hasta ahora. El maestro y/o profesor deberá considerar cómo trabajar en conjunto con los padres para lograr los objetivos esperados. La relación debe ser complementaria y respetando los espacios de cada uno. Muchas veces los padres de hoy en día acuden a la escuela manifestando que “ya no saben qué hacer con sus hijos” y depositando toda la responsabilidad y las expectativas de cambio de su hijo (a veces mágicas) en los actores institucionales. Esta actitud conducirá al fracaso. Los límites, los acuerdos, las normas a aplicar deben ser consensuadas entre plantel docente y familia, mediante una atención personalizada , de modo que el discurso sea coherente en los dos ámbitos aunque las indicaciones a aplicar en cada uno sean específicas.

•  CONNOTAR POSITIVAMENTE . Cuando se emite un mensaje de esta naturaleza, éste suele predisponer a los involucrados en el problema hacia un cambio positivo y no autoconvencerse en el “ya no hay más nada que hacer”, “es un caso perdido”. No son pocas las oportunidades en que una acertada orientación positiva abrió caminos antes inimaginables. ¿Por qué insistir en destacar la actitud negativa? Incluso a veces se lo hace por escrito, medio que contribuye a una mayor fijación. ¿Suponemos que no se conoce? Pero si se lo venimos recordando hace tiempo y no obtuvimos cambios favorables, ¿por qué no actuar de manera inversa? ¿Acaso hay alguna persona que no tiene nada positivo? Esto es impensable. Destaquemos lo que pudimos percibir como valioso e incentivemos desde este punto.

•  Intentemos INDUCIR EL CAMBIO, de una manera eficaz. Recordemos que aquellos a los que desde un imperativo, exhortamos a hacer algo que nosotros queremos que haga, la mayoría de las veces actúan contradictoriamente. Por lo tanto, se refuerza el síntoma que nosotros quisimos inducir a cambiar. Si a un alumno le pedimos que participe, es muy probable que continúe retraido. Si a otro le pedimos que modere inquietud, continuará inquieto, al que le pedimos que sea ordenado y no converse, continuará desarrollando estas conductas. Hay un enunciado que se aplica muy comúnmente en determinados alumnos en los juicios de reunión de profesores y es el “Reaccione ya”. ¿Qué valor mágico se le adjudica a estas palabras? ¿Se pretende que el alumno cambie inmediatamente, de la misma forma que la puerta del cuento se abre al decir “Ábrete Sésamo”? El cambio requiere aplicación de técnicas y tiempo para implementarlas y afianzarlas. Encontrar las adecuadas a cada situación individual es uno de los grandes desafíos de la tarea docente. De todos modos es importante proponerse una META MÍNIMA y no pretender la erradicación total del problema. Avizorar apenas el cambio ya es un gran logro que tiene que gratificar al educador (y al educando) y animarlo a continuar.

•  Manejar un adecuado EQUILIBRIO entre generalidad y personalización es indispensable. Tender cada vez más hacia una atención personalizada es prioritario porque cada individuo es único y como tal necesita que se revise su situación. Pero no dejamos de reconocer, que la generalidad constituye un alivio para todos. Somos como todos y únicos a la vez. Puede parecer paradójico. Pero es así. El problema que nos aqueja, aqueja a muchos, y muchos son los que han podido revertirlo. Esta premisa puede ayudar a aliviar el peso de la condena a ser para siempre así. También somos únicos y aunque nuestro rótulo sea el mismo que el de otra persona, el contexto hace que cada situación, por sus elementos intervinientes y determinantes se torne única y como tal hay que enfrentarla para encontrar las posibles soluciones o atenuaciones del problema.

Las anteriores orientaciones pretenden ser tan sólo un aporte para enfrentar el difícil proceso de la enseñanza y aprendizaje y sus diferentes problemáticas. La creatividad, disponibilidad y entrega vocacional con que los docentes realizan su tarea cotidiana marcarán el principio del cambio al que se quiere acceder.

Prof. Psic. Rosario Gamallo .

 

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

Mara Selvini Palazolli, “El mago sin magia”.

Jay Haley, “Trastornos de emancipación juvenil”, Amorrortu, Bs. As. 1980.

Paul Watzlawick y otros, “Teoría de la comunicación humana”, Herder.

P. Watzlawick, Giorgio Nardone, “Terapia breve estratégica”, Paidós, España, 2000.

Cloe Madanes, “Terapia familiar estratégica”, Amorrortu, Bs.As. 1989.

Jay Haley, “Terapia para resolver problemas”, Amorrortu, Bs.As., 1985.

 

CURRICULUM ABREVIADO

  Prof. Psic. Rosario Gamallo Seoane

rosgam@adinet.com.uy ; rosariogamallo@hotmail.com

 

  • Profesora de Literatura egresada de IPA en febrero de 1983.

  • Psicóloga , Universidad de la República , titulada en diciembre de 1992.

  • Ha ejercido como docente en liceos públicos y privados de Montevideo, 1986-1996.

  • Curso “El rol del psicólogo en el ámbito educacional” instituto Marka, 1996-1998, Psic. Alicia Kachinovsky y Psic. Susana Martínez.

  • Título de Postgrado en Especialización en Gestión de Centros Educativos. Universidad Católica del Uruguay, 2001.

  • Curso “Actualización en Adolescencia”. Audepp, Psic. Irene Maggi y Psic. Ma.Cristina Rodríguez, 2002.

  • Curso “Entrenamiento en Terapia Breve Sistémica Estratégica”. Centro de Estudios Estratégicos, Psic. Orieta Maestro y Psic. Abelardo Riera, 2003-2004.

  • Actuó como psicóloga educacional en escuelas públicas, 1993-1994.

  • Se ha desempeñado como psicóloga en el Curso de Compensación, Área IV en varios liceos públicos de Montevideo, 1995-1997.

  • Psicóloga coordinadora de talleres de Educación Sexual y Orientación Vocacional en liceos públicos y privados, 1995-1996.

  • Directora de la Sección Secundaria del “Colegio y Liceo Regina Martyrum”, 1997-2006.

  • Psicóloga integrante del equipo multidisciplinario en el liceo Nº 22 de La Teja , 2004.

  • Directora General del “Colegio y Liceo Regina Martyrum”, 2005-presente.